El pecado, un enemigo vencido, pero no destruido.

¿Es el pecado una preocupación en tu vida? si no lo es, las consecuencias pueden ser desastrosas en tu vida espiritual.

Hay cosas en esta vida que nos preocupan todos los días. Tenemos varias responsabilidades tanto en lo familiar, en la iglesia y en el trabajo. Preocuparse de esto es la voluntad de Dios. No hacerlo implica desobediencia a las escrituras y sin lugar a dudas traerá consecuencias. Cuando observo a mi alrededor, veo a la gente siempre corriendo, con tantas cosas en la cabeza. Preocupados a veces en extremo a tal punto que viven en ansiedad y deprimidos.

Entre las razones que escucho y observo, está la preocupación del futuro de los hijos, una nueva casa, el ultimo iPhone, la última moda, la renovación de un vehículo etc. hay cosas que deben tener nuestra preocupación, aunque hay que decir que algunas cosas son el resultado de la influencia del mundo y que no deberían ser un problema para un creyente estar preocupado por la última moda en artículos tecnológicos, juegos, ropa etc. Pero tristemente es así. Pero en mis conversaciones con otros creyentes, lo que casi nunca les preocupa a muchos cristianos, es el pecado. Es como si el pecado no fuera una gran cosa para las personas. Pocos meditan en su influencia, en su dominio y en sus consecuencias.

Esta falta de preocupación por el pecado puede tener varias razones. Entre ellas están la ignorancia personal, las prioridades mal ordenadas, una iglesia superficial, entre otras. Cuando un creyente no está preocupado por la influencia del pecado en su corazón, en su mente y en su conducta, las consecuencias pueden varias. Una mente que no está santificada la mayoría del tiempo, sino que de vez en cuando permite que ciertos pensamientos invadan su mente, no tendrá una forma clara de pensar y menos pensar bíblicamente. Cuando ciertas conductas por el descuido de la santificación comienzan a ser parte diaria de nuestra vida, nos estamos acomodando sutilmente a una vida carnal.

Tener poco cuidado por el pecado, es jugar con fuego. Y tristemente muchos han terminado quemados con el tiempo. Es necesario estar atentos a como el pecado se manifiesta. El pecado se puede presentar de muchas formas, puedes estar viendo noticias y de pronto muestran un comercial con modelos en poca ropa, o puedes estar conversando con tus compañeros de trabajo y de pronto la conversación se pone inmoral y de doble sentido. Puedes ir en tu auto camino a algún lugar y de pronto en un semáforo cruza una mujer vestida sensualmente. Alguna situación en particular te trae recuerdos de ciertas prácticas pecaminosas en el pasado, en fin, el pecado puede llegar a nuestra vida de muchas formas. Por eso es importante estar atentos.

El ejemplo de Pablo en Romanos nos deja bien claro de cómo una persona presta atención a su propia pecaminosidad. Leamos lo siguiente.

“Y yo sé que, en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo”. Romanos 7:18.

En el contexto de este pasaje, el apóstol Pablo ha venido explicando sobre la libertad de los creyentes de la condena de la ley. Pero también afirma que la ley no es mala, todo lo contrario, la ley es buena y justa. Lo que hace la ley es mostrarnos nuestro pecado y que el pecado está en contra de Dios. Pero Pablo en su reflexión sobre este tema, para dejar claro que la ley no es mala, habla de su propia experiencia. Pablo reconoce que el pecado habita en él, y que la ley solo expone lo pecaminoso en él. En este desarrollo de la santificación y de nuestra unión con Cristo, Pablo es consiente del pecado en su propia vida. Pablo no es un hombre que ignora el poder del pecado y su influencia. Pablo es un hombre que sabe quién es y lo que Cristo ha hecho por él. Pero tristemente muchos cristianos no son conscientes de esto.

No podemos vivir nuestras vidas siendo ciegos a la batalla por la santidad. Ya que la santidad es la única forma de ser felices en Cristo y disfrutar de la vida abundante que Dios nos dio por Cristo. Quisiera llevarte a pensar en cómo luce una persona que está preocupada por el pecado, a continuación, consideremos lo siguiente.

  • Entiende el mundo en que vive.

Como Bautista reformado, sostengo una interpretación de una condición caída del hombre. Creo que las escrituras nos muestran claramente como es el hombre sin Dios. Por ejemplo, en Romanos capítulo 3, nos dice que la condición del hombre es que no buscan a Dios, no entienden, se han desviado, no hacen lo bueno, practican la mentira y cometen otros tipos de pecados más.

Ahora, tampoco creo que no hay ninguna bondad en el mundo que nos rodea, a pesar de que los hombres están muertos espiritualmente, también hay momentos en donde vemos la ayuda entre pares, la práctica de ciertos valores morales y cierto orden social. Esto obviamente no quita la verdad de una humanidad caída, ya que también creo que los hombres hacen buenas obras no en el sentido que sean para Dios y nazcan de un corazón regenerado, ya que aún las mejores obras nacen del pecado y cierta conveniencia. Pero se puede observar cierto comportamiento por la conciencia que los hombres tienen del bien y el mal. Pero todo esto no quita la realidad de que el mundo que nos rodea en su expresión casi total, es contrario a la voluntad de Dios.

Por tanto, cuando un cristiano entiende esto, caminará por este mundo con cuidado, sabiendo que este no es un mundo que está buscando agradar a Dios. Por el solo hecho de saber esta verdad, ya tenemos de que preocuparnos. El pecado ha afectado todas las esferas de la sociedad, no importa si es económica, educativa o cultural, todo ha sido manchado por el pecado.

Es por eso que el apóstol Pedro nos recuerda lo siguiente: “amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma”. 1 de Pedro 2:11.

Pedro nos recuerda que este no es nuestro hogar definitivo. Pero también al leer este pasaje, veo que, de manera implícita, la razón de por qué hay que negarse a los deseos de la carne que batallan con nuestra alma, es porque esos deseos son alimentados por el estilo de vivir que hay en este mundo. Así que alguien que tiene una preocupación por el pecado, entenderá que este mundo es un enemigo de Dios y que hay que saber vivir en el, y poder mantener un estilo de vida que traiga gloria a nuestro señor. Cuando un cristiano no tiene este tipo de preocupación, quizás es porque desconoce la verdad bíblica de este mundo o simplemente en el peor de los casos, le agrada este mundo y no tiene problema alguno.

  • Entiende la lucha espiritual.

El mundo no es nuestra única preocupación, hay algo que está unido a este mundo y es la lucha espiritual. La lucha espiritual ha sido muy mal interpretada hasta el punto de la ridiculez. Dejando los extremos fantasiosos y la mala compresión bíblica, aun así, las escrituras nos hablan de seres espirituales que están en una constante tarea por arruinar la obra de Dios. Pero entes de entrar en este tema, quiero decir que cuando digo esto, no le estoy atribuyendo más poder del que la biblia describe a estos seres espirituales. Es cierto que son poderosos, pero la biblia es clara que no son más poderosos que nuestro gran Dios. Ellos no son un problema para Dios como que Dios no puede llevar acabo su obra y si lo hace, lo hace con mucha dificultad. No. Nuestro Dios está por encima de todo principado y autoridad, no importa si es el mismo satanás, nuestro Dios gobierna el universo y aun los demonios se sujetan y no pueden hacer nada sin que nuestro Dios lo permita.

Dicho eso, nosotros no somos Dios. Por tanto, tenemos que prestar atención a sus artimañas y tentaciones. Las escrituras nos hablan claramente que tenemos una lucha con estos seres, porque se mueven en los lugares celestiales y operan en los incrédulos para llevarlos al error y al pecado. Mira lo que dice el apóstol Pablo.

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”. Efesios 2:1,2.

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Efesios 6:12.

“Para que satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros, porque no ignoramos sus maquinaciones” 2 corintios 2:11.

Con estos pasajes podemos hacernos una idea clara de que la influencia espiritual de los enemigos de Dios, es real y debemos prestar atención. Pablo nos habla de una influencia sobre las personas que están en el mundo sin Dios, sobre pensamientos que pueden ser introducidos en nuestras mentes y sobre la lucha por la verdad.

También sabemos cómo tuvo la osadía de tentar a nuestro señor en el desierto en un momento de debilidad física. Por tanto, debemos pedir al señor la sabiduría para saber discernir las tentaciones que puede colocar a nuestro alrededor.

  • Entender nuestro corazón.

En mi experiencia pastoral, este tema es sumamente importante. Como pastor soy llamado a pastorear el corazón de las personas. Y hay un asunto que he podido ver con el tiempo y es que las personas no creen que tienen un corazón malo y que bajo circunstancias particulares pueden cometer pecados que nunca pensaron en cometer. Para abordar esto, quiera citarte unas palabras del profeta jeremías.

El corazón es engañoso y perverso, más que todas las cosas ¿Quién lo conocerá? Jeremías 17:9.

Quizás te sientas tentado a apuntar hacia otra persona, y no te veas a ti mismo con este tipo de corazón. Pero este es tu corazón, y el mío y el de cada ser humano. Es cierto que fuimos regenerados y recibimos el espíritu santo, pero aun el corazón sigue teniendo deseos que no son conforme a la voluntad de Dios. Y esto será así hasta que entremos en gloria. Nota que dice que no hay cosa más engañosa y perversa que el corazón. Con esto en mente ¿crees que deberíamos preocuparnos por nuestro corazón? Por supuesto que sí.

Pablo nos dice en la carta a los gálatas que la carne se opone al espíritu. Así que, aunque tenemos el espíritu santo en nosotros, debemos estar atentos a los deseos de la carne. Nuestro corazón, si no es cuidado, nos puede guiar al pecado. Me gustaría darte un consejo pastoral. Cuida todo lo que intente alimentar el pecado en tu corazón. Un pensamiento pecaminoso que no se controla a tiempo llevándolo a las escrituras y cautivo a Jesucristo, puede hacer la diferencia entre caer en un pecado y no caer.

Cuando expones tu corazón para alimentarlo con cosas que no te santifican, las consecuencias pueden ser graves. Un minuto de pecado, te costara horas o días para poder limpiarte. Así que cuidemos nuestra mente, recuerda el gran mandamiento, amaras al señor con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, pero también con tu mente.

Espero que esto te pueda ayudar a despertar a la realidad del pecado. El pecado sigue presente no solamente en nuestro mundo, sino también aun en nosotros. No te creas fuerte, astuto o autosuficiente. La biblia nos muestra que aun los más fuertes cayeron. La vida cristiana es una lucha constante contra el pecado y debería ser una de nuestras prioridades. Los creyentes que no prestan atención a esta área de su vida, viven vidas mediocres, en pecados continuos y sobre todo no pueden ser instrumentos para que el señor los use para su gloria. Recuerda el título de este artículo, el pecado es un enemigo vencido por la muerte de nuestro señor Jesucristo a nuestro favor, pero aún no está totalmente destruido.

Escrito por Carlos Valladares, pastor en Iglesia Bíblica bajo su Gracia.