“y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”
Hechos 2:42
Esta pregunta debiera ser muy fácil de responder, pero lamentablemente no es así. Hoy, a la hora de practicar el culto a nuestro señor, todos tienen la mejor idea para hacerlo. Una idea moderna, entretenida, que sin lugar a dudas les agradaría a las personas.
Para responder a la pregunta ¿Qué debemos hacer a la hora de reunirnos como iglesia? Primero tenemos que colocar las bases para realizar nuestro culto. Y la única base que tienen los pastores y la congregación son las sagradas escrituras. Ellas deben ser nuestra guía a la hora de practicar la adoración como iglesia cuando nos reunimos. No pueden ser las ideas de los hombres, sino lo que esta prescrito en la palabra de Dios.
Hoy muchos buscan hacer de la iglesia un lugar que sea lo más parecido al mundo, porque creen que haciendo eso, las personas podrán ver la iglesia no tan aburrida y no tan anticuada. Pero debemos desechar toda idea carnal que surge de hombres que han perdido la solemnidad del culto. Nuestro Dios diseño la iglesia con el único propósito de traer gloria a Dios y edificar a los creyentes proveyendo lo necesario para el crecimiento espiritual.
Entendiendo eso. Quiero que veamos 4 puntos que nos ofrece el pasaje de las escrituras citado más arriba. Y los puntos son estos:
- Perseverancia en la doctrina.
- Comunión con los santos.
- El partimiento del pan.
- Oraciones.
Perseverancia en la doctrina.
Muchos creen que la doctrina es innecesaria, ya que lo que nuestro Dios quiere es el amor entre los hermanos. Pero ese pensamiento está muy lejos de ser bíblico. La doctrina es el fundamento sobre el cual se construye una iglesia. Una iglesia sin doctrina, se convierte en la parábola viviente cuando nuestro señor advirtió sobre construir sobre la roca y la arena. Si una iglesia no tiene doctrina, los vientos liberales, lo novedoso y las opiniones de los hombres, azotaran la iglesia y será grande su ruina. Pero una iglesia con un fundamento doctrinal bíblico, podrá hacer frente a todo esto y estará firme.
Así que cuando alguien no está de acuerdo con la doctrina, significa que no ha entendido el mandamiento de nuestro señor. Y vaya que cuando en una iglesia no hay doctrina, generalmente se hablan y se practican muchas cosas que no son bíblicas. En mi experiencia pastoral, estoy convencido de cuán importante es una buena enseñanza. Es la principal manera en que Dios alimenta y da crecimiento a los creyentes.
La iglesia primitiva, tenía como algo muy importante la continuidad y la centralidad de la doctrina. Ya que lo que se enseñaba eran las enseñanzas de Jesús que fueron pasadas a los apóstoles. Así que cuando las personas escuchaban a los apóstoles, entonces estaban escuchando a Jesús. Y eso mismo debe continuar hasta la segunda venida de nuestro señor Jesucristo. Cuando hay una enseñanza basada en las escrituras, estamos continuando con la enseñanza que fue dada desde el principio, y no queremos ser novedosos, sino fieles a lo que fue dicho desde el principio.
Perseverar en la doctrina es la tarea de todo pastor. La principal labor del pastor es la enseñanza, y esta será su tarea todo el tiempo que dure su ministerio. Perseverar en la doctrina nos pone en un trabajo constante. Cada domingo debemos subir al pulpito con la mentalidad que nuestro llamado es a dar a conocer todo el consejo de Dios. Las personas necesitan doctrina para crecer. La doctrina forma el pensamiento y llevara a las personas a tener una cosmovisión bíblica.
Un ministerio pastoral y una iglesia que quiere ser fiel al llamado de Cristo, tiene que ser una comunidad en donde la doctrina sea importante. Jesús dejo claro que la enseñanza en muy importante para la gran comisión de llevar el evangelio a todas las naciones.
“vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del hijo y del espíritu santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado…”
Mateo: 28:19,20.
Si te das cuenta, la tarea es continua. Debemos predicar el evangelio y luego debemos enseñarles todo lo que Jesús enseñó. Cada nuevo creyente, cuando es llamado por nuestro señor y es añadido a la iglesia, debe ser nutrido con buena enseñanza. Y estar expuesto a la sana doctrina será algo que no terminará hasta que vuelva cristo en su segunda venida. Ya que en el mismo pasaje de Mateo que acabamos de citar, Jesús dice que estará en con su iglesia hasta el fin del mundo.
La enseñanza es la principal manera en que Dios alimenta y da crecimiento a los creyentes.
Cuando nos reunimos como iglesia, nos reunimos para aprender. La iglesia cumple la labor de formar a las personas. Una iglesia que no se preocupa de formar a las personas, no ha entendido su labor. Cada vez que nos reunimos para adorar al señor, tenemos la oportunidad de crecer más y más en el conocimiento del señor. La idea es que cuando las personas vayan a la iglesia, después de salir de allí, salgan con un entendimiento más amplio de quien es Dios y de lo que Dios ha hecho en Cristo por nosotros y lo que nuestro Dios requiere de nosotros. Y eso no puede ser separado de la enseñanza. Cuando nos congregamos, lo hacemos para abrir las páginas de las escrituras y ver lo que nuestro Dios dijo.
Aunque han pasado dos mil años desde que vino nuestro señor, la iglesia debe continuar con la misma tarea. No tenemos el derecho de cambiar el propósito de por qué nos reunimos. La iglesia es el organismo que se preocupa de capacitar, instruir, y corregir a los hombres y mujeres para que estén preparados para toda buena obra.
La iglesia no es un lugar de entretención, sino de instrucción. Si alguien no cree esto, no tendrá ningún problema en hacer de la iglesia de Cristo un lugar común como muchos que hay en el mundo. Pero si queremos glorificar a Dios en nuestras reuniones, tenemos que exponer las escrituras y solo las escrituras, porque en ellas se encuentra la voz de Dios para su pueblo.
Así que cuando vayas a la iglesia, no debes esperar algo novedoso, que lleve tus emociones a otro nivel y que salgas extasiado con actividades que solo alimentan los ojos y recrean a las personas. Hay personas que no les gusta un lugar en donde se exponen por un periodo considerable las escrituras. Creen que no debemos aburrir a la gente con tanto discurso. Hay lugares en donde la música dura 2 horas y luego solo unos 10 o 15 minutos de predicación. Sin embargo, las escrituras nos presentan un patrón diferente, las escrituras deben tener un tiempo importante. Porque son ellas las que cambian la mente, la forma de pensar. Por tanto, cuando asistes a iglesia, tienes que ir con un pensamiento enfocado en que iras a aprender doctrina, que aprenderás más de la biblia y que todo eso te ayudara en conocer más a Dios a través de su palabra. Y una iglesia que ofrece eso a los hermanos, es una iglesia bíblica, y que sobre todo agrada al señor.
Comunión con los santos.
La idea de comunión, es algo que poco a poco se va perdiendo en las iglesias. El individualismo va entrando poco a poco en el pueblo de Dios. Muchos cuando asisten a la iglesia, solo se preocupan de ellos y no de sus hermanos. Las personas van a la iglesia, y no se involucran con los demás o no se promueve la comunión.
Debemos entender que la iglesia no fue creada por nuestro señor para pertenecer a un grupo de personas y aun así continuar mirando por nosotros. Somos llamados a vivir en comunidad, y eso requiere involucrarse con nuestros hermanos. La comunión es algo que nuestro Dios tiene para nosotros como una bendición. No fuimos llamados para andar por ahí solitarios y sin nadie que nos acompañe en nuestro caminar.
Y gracias a Dios que no estamos solos ¿te imaginas intentar crecer, afrontar dificultades, problemas y lidiar con pecados completamente solos? Bueno, para eso es la comunión, para no tener que hacerlo solos.
Cuando estudiamos un poco el contexto de cómo se vivía en la iglesia primitiva, nos vamos a encontrar con que no solo eran una comunidad de fe, sino que también eran una comunidad en la vida diaria. Muchos de los primeros cristianos Vivian juntos en las mismas casas. Eso quiere decir que no solo se veían en las reuniones para la adoración, sino que compartían las comidas, y los problemas de uno, eran los problemas de todos.
Eso obviamente es diferente en nuestro contexto. Nosotros no vivimos con nuestros hermanos o pastores. Pero la idea de comunión no pierde su fuerza. No necesitamos compartir el mismo techo para preocuparnos de nuestros hermanos. La comunión implica mucho más que solo reunirse para adorar un domingo en la mañana.
La comunión implica mostrar interés en los problemas de los demás, o cualquier situación que esté pasando uno de nuestros hermanos. Mira lo que dice el apóstol Pablo a los filipenses.
“No buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás”. Filipenses 2:4.
Cuando nos reunimos como iglesia, no solo nos reunimos para cantar, escuchar la palabra y orar. También nos reunimos para saber cómo están nuestros hermanos. Personalmente no imagino una reunión en donde alguien vaya a la iglesia y nadie le pregunte como esta o cómo podemos orar por él. Sería muy triste un lugar en donde las personas no se sientan amadas, importantes para los demás. Como pastor, siempre promuevo la comunión entre los hermanos. Después del servicio nos quedamos conversando entre nosotros y así también sabemos cómo poder orar o si podemos ayudar en algo a uno de nuestros hermanos.
La comunión también nos sirve para dar ánimo. Todos batallamos con problemas y dificultades en la vida cristiana. Tener comunión implica animar a los cansados. Fortalecer a los débiles. Y amonestar a los inconstantes. A veces cuando hacemos eso, nos damos cuenta que alguien está viviendo algo que otro ya vivió y sobre todo que ya supero. Es una buena instancia para poder traspasar vivencias y así ayudar a otros en su situación. Me encanta ver como en ocasiones algunos hermanos cuentan sus experiencias y como otros se retroalimentan con ellas. La comunión no esgo que solo el pastor debe promover, sino también la congregación.
Así que cuando nos reunamos, no pensemos en nosotros solamente. Vamos con la intención de compartir con los demás. Es la única forma de que la iglesia sea un buen lugar. Decir que somos hermanos no es suficiente. Tenemos que practicarlo. Y esto no sucederá por arte de magia, tiene que haber intencionalidad. Así que cuando te reúnas como iglesia, ve donde algún hermano y pregúntale como esta, que le pareció la predicación. Muestra interés en su vida espiritual, que te alegra verlo. En esas conversaciones se pueden abrir oportunidades para comenzar una buena amistad en el señor. Invita a alguien a comer algo, a tomar un café. Piensa en cómo te gustaría que se preocuparan por ti, y has lo mismo con los demás. Fuimos llamados a tener comunión, ese es el diseño de Dios para su pueblo. Y solo de esa manera las personas y tu tendrán deseos de querer volver a ver a sus hermanos, porque es un buen lugar para ser animado, fortalecido y bendecido.
Partimiento del pan.
Hemos hablado de la perseverancia en la doctrina y también en la comunión. Quizás te preguntes que tiene que ver el pan en todo esto. A primera vista parece referirse a comer juntos, pero creo que es mucho más que eso. Algunos están de acuerdo que esto solo hace referencia a ciertas comidas que tenían los cristianos del primer siglo, algunas llamadas las fiestas ágape, en donde se reunían para compartir y tener un momento de alegría y compañerismo.
Otros están de acuerdo que esta frase hace referencia a la práctica de la celebración de la santa cena. Y ahí me posiciono yo. Creo que a lo que se refiere la frase “partimiento del pan” es a la santa cena, porque es la misma descripción que dan otros pasajes sobre esto.
Veamos por ejemplo Lucas 24:30, 35.
Al sentarse a la mesa con ellos, Jesús tomo el pan, y lo bendijo, y partiéndolo, les dio… y ellos contaban sus experiencias en el camino, y como lo habían reconocido al partir el pan.
Al parecer, cuando Jesús tomo el pan y lo partió, estos discípulos que estaban con él recordaron la forma en que lo hizo. Recordemos que cuando Jesús estuvo en la celebración de la pascua, antes de ser arrestado y posteriormente crucificado, Jesús hizo exactamente lo mismo. En aquella cena también tomo el pan y lo partió. Encontramos esto mismo en 1 corintios 10:16. Y también en 11:24. Así que encontramos en varios otros pasajes que la frase se repite en los contextos en donde se hace referencia a la santa cena. Por tanto, podemos decir que es a esto a lo que se refiere Lucas en el libro de los hechos.
Entendiendo esto, la iglesia participaba de la santa cena con regularidad. Sabemos que la santa cena es un símbolo de la muerte de nuestro señor Jesucristo, que el pan representa su cuerpo que fue entregado por nosotros y que el vino o la copa, representa la sangre del nuevo pacto que fue derramada por nuestros pecados.
La iglesia ha practicado esta ordenanza desde que nuestro señor la instituyo. Cuando nos reunimos como iglesia, debemos cantar sobre el evangelio, orar sobre el evangelio, predicar sobre el evangelio, pero hay una práctica que representa el evangelio y lo hace más visible a nuestros sentidos y memoria. Y es cuando participamos de la santa cena.
En ella recordamos la causa de nuestro perdón. El costo que tuvo para el hijo de Dios y lo que se requiere de nosotros. En aquella conmemoración recordamos la base de nuestra salvación. Que no está en el mérito humano, sino en la muerte de nuestro señor.
El sacrificio de Cristo es la base del cristianismo. Cuando participamos de esto, somos fortalecidos y compartimos esta bendición con otros que han recibido la misma salvación que nosotros.
En cuanto a la regularidad que se practica esto, hay diferentes posturas. Pero eso es otro tema. Lo importante es que la práctica de la santa cena es algo necesario y un mandamiento para la vida de la iglesia. El mandamiento es a recordar la muerte de nuestro señor hasta que Cristo vuelva en su segunda venida. Entendiendo que esto es un acto solemne, esto debe permear todo nuestro culto.
Oraciones.
Las oraciones no son rellenos para que el culto tenga un tiempo más prolongado. Tampoco una rutina en el culto sin valor alguno. Las oraciones en nuestras reuniones son para agradecer, pedir perdón, pedir ayuda y disfrutar de la comunión con nuestro Dios.
En las escrituras podemos encontrar cada una de estas oraciones. Pero personalmente, lo que más me llena de orar en nuestras reuniones, es que no estoy solo en esto. ¡Que edificante es invocar el nombre de Dios junto a los que son parte de la familia de Dios!
La oración, por ejemplo, para pedir perdón por nuestros pecados. Quizás te sorprenda leer esto, pero déjame explicarlo un poco. Hoy vivimos en una sociedad que no se considera a sí misma como una sociedad pecadora. Y tristemente al parecer la iglesia también. Pero cuando oramos juntos por el perdón de nuestros pecados, y confesando nuestros pecados, eso nos pone en una libertad muy profunda. No tenemos la carga de aparentar algo que no somos, no somos perfectos, muchas veces no somos fuertes, sino débiles. Incluso normalmente en nuestra iglesia el que hace estas oraciones para pedir perdón soy yo.
Cuando la iglesia escucha a su propio pastor diciendo que Dios lo perdone por sus pecados y luego también pedir perdón por los pecados de la iglesia, la iglesia es educada en una comprensión bíblica de quienes somos en realidad. Estamos diciendo: somos todos pecadores.
Y esto no sería posible si no hubiera oraciones en nuestro culto. Pero no solo pedimos perdón, pedimos ayuda para continuar perseverando. Esto nos alienta, ya que juntos oramos para seguir unidos como una familia en la fe para continuar amándonos y sirviéndonos. Muchas de las situaciones que hemos pasado como iglesia, ya sean enfermedades de algunos miembros, problemas económicos, desaliento etc. Las hemos podido sobrellevar porque hemos podido orar juntos y hemos visto como nuestro Dios nos ha respondido.
Las oraciones en nuestros cultos nos ayudan a poder pensar que no nos estamos reuniendo para nada o para algo poco importante. Cuando oramos podemos recordar que nuestro Dios está ahí para nosotros y que no estamos solos. Que no es una reunión más, o que solo son palabras al aire y canciones sin un propósito. Las oraciones nos recuerdan que nuestro Dios está esperando que se le rinda adoración, que está pendiente a nuestras mentes y corazones. Ciertamente la escritura nos recuerda cada una de estas cosas, pero la oración es el vehículo que nos lleva hacia esas verdades.
Algo para pensar. Hoy muchos están haciendo sus reuniones de acuerdo a lo que les agrada o que podría ser más amigable para las personas. Pero si creemos que la biblia es la suprema autoridad para nuestra fe y práctica, debemos dejar que ella nos guie para realizar nuestro culto.
El pasaje que leímos al principio nos muestra como la iglesia vivía su fe en sus primeros años, y esto quedo registrado para nosotros. Con esto no estoy siendo rígido, solo estoy viendo el modelo bíblico que fue descrito como la práctica del nuevo testamento. La doctrina, la comunión entre nosotros, el partimiento del pan y las oraciones, son prácticas que nunca deben desaparecer de nuestros cultos. Si muchos quieren hacer de sus reuniones un espectáculo, un momento de diversión, vivirán las consecuencias. Cada una de estas prácticas deben ser hechas de forma reverente y con temor al señor, ya que, si no le damos la importancia adecuada y para quien es, entonces tampoco tendrá mucho sentido hacerlas. Que nuestro Dios nos ayude a que nuestros cultos y lo que hacemos en ellos, estén de acuerdo a la revelación de Dios para nosotros porque esa es la única forma en que nuestro Dios será glorificado.



